Cuando pienso en el papel que juega la luz en la arquitectura siempre me viene a la cabeza la Iglesia de la Luz de Osaka (Japón), obra de Tadao Ando. Hablar de este arquitecto -a pesar de que no posea el título- es referirse a la funcionalidad lumínica unida con una perspectiva preciosista que incita a los fotones a no querer abandonar los espacios invadidos. Y es que la luz en la arquitectura ha de ser omnipresente.
Es más que obvio que si no hay luz no vemos. Sin embargo, no siempre se tiene la noción de que la luz permita a apreciar todos los detalles del espacio. Manipular la forma en la que incide sobre las superficies tangibles es una tarea difícil, que va más allá del propio aprovechamiento lumínico y el ahorro energético.
La luz permite captar la esencia del momento, de la escena. En eso se basa la fotografía, en capturar el instante en el que una situación es, o no es, en función de cómo esté iluminada. El momento del día y del año, la iluminación artificial, los huecos previamente estudiados o la sutileza de las sombras son variables que influyen en la percepción de un espacio, y están fundamentados en la luz.
Se suele hablar de las tres dimensiones espaciales más el tiempo, pero no se menciona nada acerca de la luz. La altura, longitud y profundidad de un espacio pueden no ser siempre como se perciben en un momento dado, ya que hay un antes y un después en la creación de dicho espacio, que terminará desapareciendo con el tiempo. La luz va implícita en la dimensión del tiempo porque no siempre es la misma, o no siempre tiene por qué estar presente. A nivel perceptivo, en cambio, habría que considerarla como uno de los factores que causan sentimientos y reacciones en el individuo que percibe el espacio.
Cuando la arquitectura y la fotografía -y el cine, como consecución de fotogramas- van de la mano es cuando se entiende bien que la luz, presente o no, modifica la percepción del espacio. Sus metas son similares; mientras que en la percepción de la arquitectura no se detiene el tiempo, la imagen intenta atraparlo.
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