miércoles, 3 de agosto de 2011

¿Qué desencadenó el Postmodernismo?



Recuerdo que una de las preguntas del examen de Introducción a la Arquitectura buscaba la misma respuesta. Era del tipo de cuestiones en las que tienes que darle al coco y poner en práctica todo lo que has dado en clase, además de lo que se supone que tienes que saber por tu cuenta. La verdad es que tratamos poco el asunto, así que tuvimos que arriesgarnos y recurrir a la inventiva.

Algo parecido ocurrió en la segunda mitad del siglo XX. Tras una floreciente actividad creativa, la guerra vino, arrasó, y se fue, dejando una estela de caos tras de sí. Había que reconstruir, primero la moral, y luego todo lo demás. Los modelos de progreso sin límites se establecieron con facilidad en los países capitalistas, mientras que en los distintos regímenes que se resistían al cambio se vivió en una línea del tiempo estática.
Así pues, muchos países tomaron como referencia la Carta de Atenas, clara utopía urbana que se aplicó en varias ciudades. Seguir con los valores de las décadas anteriores al desarrollismo parecía una evolución lógica y necesaria, pero lo cierto es que ya se estaban gestando otras corrientes de pensamiento que chocaban con el concepto de modernidad. La sociedad era distinta, más consciente que nunca de su condición de global -y lo que le quedaba por globalizarse-, así que, poco a poco, fueron cambiando las prioridades arquitectónicas, realistas y acordes a esta sociedad, y apareció lo que ha llegado hasta nuestros días y que muchos denominan Postmodernismo.


Abarca muchos movimientos, otros movimientos parece que lo abarcan, e incluso todavía hay críticos que opinan que no existe realmente una corriente concreta que pueda denominarse Postmodernismo. En mi opinión, ahí radica su carácter. Lo puede ser todo y también puede ser absolutamente nada. El Postmodernismo mezcla historicismo con nuevas ideas, búsquedas del futuro y del pasado, que se juntan y paralizan en el tiempo. Para comprobarlo, no hay más que darse un paseo por los barrios construidos a partir de los años 1970 en cualquier ciudad española, y también en zonas eminentemente históricas -ensanches decimonónicos, cascos antiguos...-. El Posmodernismo, bajo mi punto de vista, es inclasificable, pero no incomprensible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario